En un barrio
en que casi no se ve la tierra si no es en macetas, y en un segundo piso, ellas
brotan del cemento y circulan hábilmente por debajo de azulejos decorados.
Son tenaces,
comprometidas, obstinadas, organizadas, arriesgadas, solidarias entre ellas. Vuelven
una y otra vez, de una u otra forma. Se ve que les importa la vida.
Yo empiezo a
dudar entre combatirlas y elegir qué dejarles más a mano, admirándolas.
¿Se habrá preguntado
alguna de ellas si sería posible vivir cuando se empezó a construir este
edificio, con semejante estructura, donde estaban sus hormigueros?
¿Les hago la
guerra, busco distraerlas con espejitos de colores para hormigas o entro en negociaciones con
ellas?
¿Será posible que se
apropien algún día de todo el departamento? ¿Estarán más cerca de eso de lo que creo?...
¿No querrán apropiarse del edificio... tirarlo abajo y hacer un nuevo
hormiguero sobre las ruinas?... ¿Y si una mañana de estas, mientras escribo,
siento que me mueven la silla y el piso y…?
saben .. ellas saben q nos desaparceremos y ellas van a quedar, ellas van a sobrevivir,
ResponderEliminartal vez junto a este texto
Parece que es así nomas, que saben eso. Gracias, Anónimo!
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