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LAS
CIUDADES Y LOS MUERTOS. 3
No hay
ciudad más propensa que Eusapia a gozar de la vida y a huir de los afanes. Y
para que el salto de la vida
a la
muerte sea menos brusco, los habitantes han construido una copia idéntica de su
ciudad bajo tierra.
Esos
cadáveres, desecados de manera que no quede sino el esqueleto revestido de piel
amarilla, son
llevados
allá abajo para seguir con las ocupaciones de antes. De éstas, son los momentos
despreocupados los que
gozan de preferencia:
los más de ellos se instalan en torno a mesas puestas, o en actitudes de danza
o con el
gesto de tocar la trompeta.
Sin
embargo, todos los comercios y oficios de la Eusapia de los vivos funcionan
bajo
tierra, o
por lo menos
aquellos
que los vivos han desempeñado con mas satisfacción que fastidio: el relojero,
en medio de todos los relojes
detenidos
de su tienda, arrima una oreja apergaminada a un péndulo desajustado; un
barbero jabona con la
brocha seca
el hueso del pómulo de un actor mientras éste repasa su papel clavando en el
texto las
órbitas vacías;
una
muchacha de calavera risueña ordena una osamenta de vaquillona.
Claro,
son muchos los vivos que piden para después de muertos un destino diferente del
que ya les tocó:
la
necrópolis está atestada de cazadores de leones, mezzosopranos, banqueros,
violinistas,
duquesas,
mantenidas,
generales,
más de cuantos contó nunca ciudad viviente.
La
obligación de acompañar abajo a los muertos y de acomodarlos en el lugar deseado
ha sido confiada a una
cofradía de
encapuchados. Ningún otro tiene acceso a Eusapia de los muertos y todo lo que
se sabe de abajo se sabe
por
ellos. Dicen que la misma cofradía existe entre los muertos y que no deja de
darles
una mano;
los
encapuchados después de muertos seguirán en el mismo oficio aun en la otra
Eusapia; se da a entender que
algunos
de ellos ya están muertos y siguen andando arriba y abajo. Desde luego, la autoridad
de esta
congregación
en la Eusapia de los vivos esta muy extendida.
Dicen que
cada vez que descienden encuentran algo cambiado en la Eusapia de abajo; los
muertos introducen
Innovaciones
en su ciudad; no muchas, pero sí fruto de reflexión ponderada, no de caprichos pasajeros.
De
un año a
otro, dicen, la Eusapia de los muertos es irreconocible. Y los vivos, para no
ser menos, todo lo que los
encapuchados
cuentan de las novedades de los muertos también quieren hacerlo.
Así la
Eusapia de los vivos se ha puesto a copiar su copia subterránea.
Dicen que
esto no ocurre sólo ahora: en realidad habrían sido los muertos quienes
construyeron la Eusapia
de arriba
a semejanza de su ciudad. Dicen que en las dos ciudades gemelas no hay ya modo
de saber cuáles son
los vivos y cuáles los muertos.
Que genialidad! Gracias Juanma por tu dedicación, valoro y admiro mucho tu trabajo y tus opiniones. Un beso grande, nos vemos!
ResponderEliminargenial!! !de verdad!!!
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